Pie Diabético
Los tres principales tipos de diabetes –diabetes tipo 1, diabetes tipo 2 y diabetes gestacional– ocurren cuando el cuerpo no puede producir suficiente cantidad de la hormona insulina o no puede usarla insulina eficazmente.
La insulina actúa como una llave que permite a las células del cuerpo absorber la glucosa y utilizarla como energía. Cuando comemos, el cuerpo procesa todos los almidones y azúcares convirtiéndolos en glucosa, combustible básico para las células del cuerpo. La insulina lleva la glucosa a las células. Cuando la glucosa se acumula en la sangre en lugar de ingresar a las células, puede producir complicaciones de diabetes.
Las personas con diabetes tienen mayores probabilidades de desarrollar diferentes problemas en los pies. Incluso los problemas más simples, un golpe, una ampolla… pueden empeorar llevando a complicaciones severas. Generalmente se producen cuando la persona diabética padece lo que se denomina neuropatía, mala circulación y cambios en la forma de los pies o dedos.
El pie diabético, según el Consenso Internacional sobre Pie Diabético, es una infección, ulceración o destrucción de los tejidos profundos relacionados con alteraciones neurológicas y distintos grados de enfermedad vascular periférica en las extremidades inferiores que afecta a pacientes con diabetes mellitus.
Problemas derivados
Ulceraciones
Es importante prevenir las heridas y úlceras del pie ya que son las causantes más frecuentes de las amputaciones. Siete de cada diez amputaciones se produce en personas diabéticas. Una úlcera es una llaga en la piel que puede llegar incluso hasta el hueso (dependiendo de su grado). Debido a la mala circulación en los pies, las heridas o ampollas pueden convertirse fácilmente en úlceras que se infectan y no sanan. Esta es una complicación común y grave de la diabetes. La suma de falta de riego sanguíneo con la acumulación de toxinas derivadas del metabolismo infeccioso ocasiona que determinadas zonas de tejido mueran. Si ese tejido muerto no es eliminado correctamente, la liberación de toxinas en sangre termina ocasionando una gangrena del miembro y conducir a la pérdida de su pie, su pierna o su vida.
Problemas vasculares. Enfermedad periférica arterial
En la diabetes, los vasos sanguíneos de las piernas que llegan hasta los pies, a menudo se vuelven estrechos y duros disminuyendo el flujo sanguíneo como consecuencia del daño que sufren a causa de la enfermedad. Las arterias tienen la función de aportar nutrientes y oxígeno a las células para que éstas funcionen correctamente. El pie es una zona de riego comprometido por su distancia al corazón y si a esto sumamos el daño que sufren los vasos sanguíneos, determinamos que la circulación arterial del pie se ve ampliamente disminuida. Con ello se producen importantes trastornos tróficos, es decir, de la «alimentación de los tejidos», incluyendo debilidad de la piel, sequedad y otras alteraciones de las uñas o el vello. Además, la insuficiencia arterial no solo provoca un sufrimiento de las células y de los tejidos que las componen, sino que además implica que la respuesta inflamatoria, que también depende del flujo circulatorio, se vea disminuida. Las arterias son responsables de llevar los materiales necesarios para que un tejido se regenere, de modo que si se forma una herida, ésta difícilmente cicatrizará.
Cambios en la piel
La neuropatía y la mala circulación pueden resecar la piel debido a que los nervios que controlan la grasa y humedad de los pies no funcionan correctamente. La piel seca, termina pelándose o agrietándose pudiendo dar lugar a llagas. La humedad adicional en los pies que por ejemplo aparece en las épocas más calurosas del año, puede producir infecciones al permitir la proliferación de los microbios y hongos. Es importante mantener la piel en su estado seco y en su estado óptimo de temperatura.
Callos
La aparición de callos en los diabéticos que sufren de neuropatía puede ser un grave problema. Los callos en los pies se forman cuando se somete un punto de la piel a una presión continua. Los callos deben ser tratados de manera adecuada para prevenir la aparición de heridas y úlceras que puedan infectarse.
Ampollas y llagas
Las ampollas suelen tener forma redonda y contener líquido, así que con cualquier roce corren el riesgo de abrirse, quedando la piel desprotegida. La falta de sensibilidad ocasionada por la neuropatía puede dar lugar a que no sintamos la ampolla y no preveamos su aparición. Suelen aparecer en zonas donde hay más roce, como por ejemplo los bordes de los pies, el talón y los huesos metatarsianos.
Anomalías en las uñas
Las uñas encarnadas del pie (que crecen curvas enterrándose en la piel a los lados de la uña) y las infecciones micóticas pueden pasar desapercibidas debido a la pérdida de sensibilidad. Si no son tratadas, pueden llegar a producir infecciones.
Neuropatía
La neuropatía puede causar dolor y entumecimiento, así como provocar pérdida de sensibilidad en las zonas más externas de nuestro cuerpo como los pies o dedos. Ésta pérdida de sensación implica que debido a un golpe, una herida, un roce excesivo, una hiperpresión de un punto determinado o una sobrexposición a fuentes de calor o frío, no se sientan aparezca una lesión sin apreciarse. Ya que el dolor es un mecanismo defensivo del organismo que incita a tomar medidas que protejan de factores agresivos, los diabéticos pueden sufrir heridas y no darse cuenta hasta que la piel esté infectada.